Encontrar el equilibrio entre el orden y el caos, la tranquilidad de la inercia y el vértigo del azar, de lo incierto, lo contradictorio…

 

Idear un juego a través del cual buscar nuestro lugar en el mundo colocando pequeños cuadrados en un papel en blanco, ahora arriba, ahora abajo, ahora a la izquierda, ahora a la derecha… y vuelta a empezar, como una obsesión, hasta encontrar la paz, desalojar la angustia del caos y el desorden, aprender a vivir eliminando todo lo que sobra.

 

Concreción, sobriedad, silencio, recomponer el tiempo y el espacio… y el azar siempre presente.

 

Estética mínimal, concreta, sin ornamentos.

 

Utilizo el cuadrado como figura geométrica rotunda, en series, repetitivamente para realizar composiciones ordenadas o azarosas.

 

El juego de luces y sombras producidos por los huecos y relieves aportan una dimensión que introducen el azar en el resultado final de la obra y permite al espectador cambiar su posición para obtener distintas percepciones.

 

Los gofrados se han realizado a mano utilizando básicamente pequeñas herramientas de madera, cuidadosa y lentamente como si de un bordado se tratara.